Sunday, January 2, 2011

Bitácora Caminante - Sudamérica, Parte VI

09/02/2008
Bariloche

Che... cherecheche (Bariló)

Es imporante saber dejar ir ciertas cosas. Liberar, no aferrarse. Tener en cuenta, siempre, que cada uno decide en qué medida se ve afectado por lo que sucede a nuestro alrededor.
Continuando con la idea de que la vida está empecinada en testear mi paciencia, dejé ir a mi mochila sin siquiera fruncir el ceño. Hasta se me ocurrió que será mejor así si, en realidad, la odiaba y, aún más, todavía estaba buscando el peso ideal. Hay cosas que ya no regresarán, prendas con gran valor sentimental. Difícil saber si todo esto tiene alguna otra razón de ser. En vano preguntármelo.
Realmente me asombró mi pasiva reacción, carente de cualquier ataque de nervios y/o violencia. Convencido de que esto significa un gran paso en el camino hacia la recuperación de mi paciencia perdida, me palmeo el hombro y sigo mi camino:

Nada es casual, todo es causal.
Esa es mi premisa para poder sobrevivir, andando por la cornisa.
Si la vida me da palos yo le pongo una sonrisa, pues no hay ninguna prisa si el destino está esperando.
Tranquilo voy caminando, a un costado del camino, pues le encuentro más sentido a la calle sin asfalto.
Con la frente bien en alto y la espalda bien derecha, aunque a veces se hace estrecha la avenida de la vida.
Y es que casi se me olvida: cuando hay tránsito pesado, a veces, quedarse varado puede ser la mejor salida.
Cuando atrás es adelante, no existe destino errante, pues siempre hay tiempo restante - nunca estás a la deriva.


Mucha naturaleza y pocas ropas... esa noche me afanaron la mochila!