Wednesday, March 3, 2010

Bitácora Caminante - Sudamérica, Parte II

18/12/07
Buenos Aires, Capital

De Tacheros y Divanes

Rubén me habla con bronca. No es contra mí, claro, pero no sabe a quien dirigirla, ni tiene con quien compartirla. Me cuenta, con dolor, como todo lo que hace ya no es por él mismo, sino por su hijo menor, de 17... toda la vida lo crió con una premisa: darle la oportunidad que él tuvo, y no la tomó.
Rubén tiene 50, y se pasa la mayor parte del día en su jaula de cuatro ruedas y un motor. No porque así lo haya elegido, me dirá, mientras supongo lo que de inmediato se confirma: no le quedó otra. Todos tenemos un pasado, pienso... futuro es lo que anda escaseando, me completa la frase él.
Rubén no vive el día a día, vive de él. Sobrevive. Y así se queda, se estanca, como el agua en las zanjas de las calles pesadas, pegajosas, por las que conduce una y mil veces, todos los días; con indeseada religiosidad.
Rubén tuvo su chance, me cuenta. No importa a qué lugar. O si importa, pero ya no. Tuvo su chance, pero eligió quedarse, "a lucharla", me aclara. Las similitudes con Travis son tan alevosas que, por un momento, creo estar en la película de Scorsese. Pero no estoy en ningún film. Estoy presenciando la triste realidad de Rubén. Triste porque él la ve así, la siente así.
Destino raro, y trágico, el del guerrero que no sabe con certeza a que lucha pertenece. No hay peor condena que la que uno mismo se impone, porque no es seguro que puedas cumplirla.
Rubén tiene 50 y ha perdido las ganas de seguir. Lo hace por su hijo, me recuerda.
Ya no me mira por el espejo retrovisor, me mira a los ojos. Llegamos a destino. Y en sus ojos hay un ruego, hacia uno "como vos, que tomó la oportunidad", me dice. Se le quiebra la voz, cuando me pide, por favor, que ya nunca regrese a mi país. Me lo pide como argentino, como padre, como amigo, como completos extraños que somos.
Tenemos algo en común, sin embargo. Y porqué me tomé un taxi, yo que nunca tomo uno. No sé si era yo quien necesitaba escuchar a Rubén, o si era él quien necesitaba que alguien lo escuche.